Los villancicos, que hoy asociamos exclusivamente a la música religiosa, fueron en su inicio (Siglo XV en adelante) simples canciones profanas con estribillo, lo que contribuía a su memorización y consiguiente éxito. Sin embargo pronto entraron también en los templos y adoptaron letras de sentido religioso hasta el punto de que hoy los asociamos a la música navideña católica.
Hoy pongo aquí uno de mis favoritos: el Villancico a Santa Bárbara, de José Cascante (1640-1702) a cargo de la Camerata Renacentista de Caracas dirigida por Isabel Palacios, que tengo en un álbum titulado Musique à la Cathédrale Santa Fé de Bogotá (así, en Francés). A ver si os gusta.
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