La realidad se ha impuesto a la impostura, pero el desastre es real y, siendo enorme, puede ir a más. Solo queda ir elaborando el informe de daños, en Cataluña y en el resto de España.
Es asombroso ver cómo un autoengaño tan intenso y elaborado lleva a una comunidad moderna a dañarse de forma tan absurda a cambio de nada. De eso hablo en mi artículo de esta semana. Puedes seguir leyéndolo aquí.
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