Pero hay veces que hacer previsiones tampoco es que sea tan difícil. Es el caso del decreto sobre alquileres. No dudo de la buena intención del ministro Ábalos pero sus consecuencias negativas, contrarias al objetivo perseguido, son tan obvias que se echan de menos algunas explicaciones sobre cómo piensa el Gobierno evitarlas. Porque no es creíble que las desconozcan.
En mi artículo de esta semana en VozPópuli recuerdo que, nos guste o no, los mercados son siempre un juego de equilibrios y que toda acción conlleva una reacción que hay que tener en cuenta.
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