martes, 9 de abril de 2019

Tú vota, que luego ya veremos

Cuando se estimula la testosterona nacional, se ignora la realidad, se excitan los sentimientos nacionalistas, se desdeñan las consecuencias o se miente directa y flagrantemente sobre ellas y se impulsa una votación al todo o nada, luego no hay manera de arreglarlo.

Los referéndums solo pueden ser el final de un proceso complejo, tomado absolutamente en serio, en el que el acuerdo previo sea muy amplio, las consecuencias, bien conocidas por todos y las dificultades nuevas e imprevisibles que vendrán -sin duda- plenamente asumidas.

Lo que el perverso referéndum del brexit nos ha demostrado es que lo de “Tu vota, que luego ya veremos” es siempre un engaño a ese pueblo al que se apela.


Theresa May, junto a Donald Tusk

En mi artículo de esta semana en Voz pópuli señalo las consecuencias de creer que las decisiones complejas pueden tomarse fácilmente en una votación a sí o no. Puedes leerlo aquí.

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