La absurda idea de que para ser una cosa hay que renunciar a ser otra es un delirio que me resulta ajeno,
Me gusta realmente ser ciudadano de esas tres patrias cívicas, España, Euskadi y Europa, pero no acepto que ninguna de ellas pretenda dictarme cuáles deben ser mis sentimientos.
En mi artículo de esta semana en Vozpópuli hablo de la diferencia entre la nación cívica y la personal. Puedes leerlo entero aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario