miércoles, 25 de julio de 2007

Guía de conceptos que es conveniente conocer y revisar para entender y manejarse adecuadamente con seres del sexo opuesto. Presentación

Los hombres y las mujeres tenemos que vivir juntos. Esto es tan cierto como que somos diferentes en muchos de nuestros comportamientos. Sin llegar a coincidir con un amigo mío que dice que somos el único animal que precisa para la reproducción de un individuo de otra especie diferente, sí creo que es cierto que hay diferencias y también que algunos comportamientos concretos son más habituales en cada sexo.Conocerlos y comprenderlos puede ayudarnos a conseguir alcanzar con más facilidad el objetivo de toda persona, que no es otro que ser feliz.
Estas reflexiones solo serán útiles si el lector o lectora parte de la premisa insoslayable de que no se puede cambiar la forma de ser de la otra persona (y por tanto es inútil intentarlo) y que lo mejor es intentar entender y asumir las necesidades, sentimientos y preferencias del otro o de la otra.


Decepcionaré a quienes busquen aquí argumentos para despreciar o minusvalorar a los hombres o a las mujeres. Lo mismo que a quienes intenten utilizar estos pensamientos para demostrar la superioridad de su sexo respecto al otro. Nadie es perfecto, pero el camino para alcanzar esa perfección esquiva sin duda pasa por intentar conocer y aceptar nuestros defectos y rarezas, la mayoría de las veces completamente indefendibles por estúpidos pero no por eso menos ciertos.
Además, lo que le da gracia a la vida es precisamente la diferencia, por lo que lo mejor es disfrutar de tu pareja, tu amigo o tu amiga, reivindicando tu propia personalidad y respetando la de la otra persona. Si además, aprovechamos la ocasión para sonreirnos eso que habremos ganado. El humor es una de las mejores herramientas de la inteligencia y además resulta un sentimiento profundamente revolucionario y liberador.

He utilizado una estructura narrativa que comienza por definir los conceptos relacionados con el comportamiento de uno u otro sexo para, a continuación, explicarlos y aportar sugerencias de la estrategia que las personas del otro sexo pueden aplicar para convivir con tal conducta. Insisto, para convivir con ella, no para intentar cambiarla.