Si resulta extraño que alguien trate de acotar con leyes y reglamentos el caos, aún es más paradójico que éste se oferte de manera tan organizada.
En mi artículo de esta semana Vozpópuli me fijo en lo extraño que resulta que haya que regular el desmadre y prohibir las estupideces más absurdas por ley y me pregunto si lo verdaderamente peligroso no será la infantilización de la sociedad. Puedes leerlo entero aquí.
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