Pero en los ríos revueltos de la nueva comunicación hay quien pesca sin necesidad de complejas estrategias, solo con el sedal de su atrevimiento y de un contraste deliberado con cualquier cosa que diga o haga el Gobierno de la Nación. A falta de una alternativa política solvente, la presidenta madrileña se ha convertido en la cara de la simple pero eficaz contestación contra Sánchez. Casado no puede vencer contra la osadía casi adolescente de Díaz Ayuso que, de puro simpática, compensa con creces sus meteduras de pata, que le sirven paradójicamente para que la izquierda, al criticarlas, la eleve a esa especie de Agustina de Aragón centralista y descarada como la han llegado a dibujar.
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