lunes, 28 de marzo de 2011

El diccionario maldito. Primera entrega: El Konflikto


El ser humano es un animal social. Vivimos en un entorno colectivo férreamente ordenado y nuestra realidad la determina inevitablemente la sociedad de la que formamos parte.

El lenguaje y los conceptos que creamos y manejamos a través de él son la herramienta principal para la creación de la realidad social. Por eso es tan importante conocer y revisar el uso fraudulento o interesado del lenguaje. Porque quien domina los conceptos domina el tablero de juego social y también las reglas. Cuando es otro quien establece el significado de lo que tú estás pronunciando estás perdido, juegas en su terreno y con sus reglas y, además, éstas cambian a cada momento según su conveniencia:

Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
-La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
-La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda..., eso es todo.
Alicia a través del espejo (Lewis Caroll)

La economía y la política son campos abonados, aunque no únicos, para esta utilización perversa del lenguaje. Es posible que manejar venenos lingüísticos sea parte del trabajo de quienes estamos en política. Pero precisamente  por eso conviene manejarse con cuidado, como siempre que se tiene entre manos algo tóxico.

Para conseguirlo he pensado en iniciar hoy una nueva sección en este blog que voy a llamar “El diccionario maldito” en el que iré publicando y comentando una relación que siempre será incompleta de palabras y expresiones políticas y económicas envenenadas. Apreciaré las sugerencias.

Comienzo por el concepto más notable y primigenio de la manipulación que ha sufrido la política en Euskadi: El Conflicto histórico o “el Konflikto” para entendernos.

En Euskadi los conflictos que vivimos: laborales, económicos, sociales, familiares y de toda índole palidecen ante el brillo cegador de El Konflikto, que significa que “los vascos” tendríamos algo así como un choque histórico irresuelto con “los españoles” del que procederían las más de nuestras dificultades. Choque histórico que explicaría -además- muchísimos escollos en nuestra vida política y social en pleno siglo XXI, desde la fusión de las cajas hasta el asesinato.

Esta madre omniabarcadora de todos los conceptos patrios del nacionalismo vasco que es el konflikto, busca dar por axiomas indiscutibles, como decía, cosas tan absurdas y peligrosas como estas:
  • Solo se podría ser vasco si se es nacionalista (puesto que el konflikto no puede darse por definición sino entre vascos y españoles, nunca entre unos y otros vascos)
  • Cada vasco tendría obligaciones morales, patrióticas y de opinión que irían más allá de las de un ciudadano cualquiera (y se autoexcluiría de su pueblo si dimite de ellas y opta por opinar a su bola)
  • Nada que diga ninguna ley podría contradecir legítimamente unos derechos “históricos”, cuya defensa sería la raíz misma del Konflikto, pese a que resulten convenientemente nebulosos para que los verdaderos vascos puedan determinar a cada momento en qué consisten exactamente.
  • Muy ligada a la anterior, ninguna ley o decisión podría aceptarse como democráticamente válida en Euskadi si va en contra de la opinión o conveniencia de los nacionalistas no siendo más que un nuevo agravamiento del Konflikto. (Nótese aquí la ineludible conveniencia de que no puedan ser vascos los no nacionalistas para así evitar que sus erróneos votos pudieran contar como válidos y estropear el arbolito)
  • Es comprensible que algunos vascos, hartos de esperar, lleguen a matar a españoles o a personas que habiendo nacido vascos se nieguen a admitir sus “obligaciones” como tales y por tanto hayan perdido “de facto” su derecho a ser considerados vascos. Una pena pero… sería una manifestación más de El Konflikto.
Como en los libros de Lewis Caroll los conceptos son puertas que se abren a mundos que funcionan según sus lógicas propias y la puerta de el Konflikto se abre a un jardín con flores tan venenosas o más que estas pocas que he descrito.

4 comentarios:

Rubín de Cendoya dijo...

Enhorabuena Carlos, la imposibilidad de que un vasco vaya a su bola es la esencia del totalitarismo nacionalista.

Muy bueno

Iñaki Gorostiza dijo...

Carlos, eres malo, se te olvida que "el que manda" en este asunto es mucho más flexible, yo incluso diría "margnánimo", estando permitido ser vasco independientemente de dónde se haya nacido, eso si, siempre que el interesado admita las correspondientes "obligaciones" inherentes a tal condición.

Carlos Gorostiza dijo...

Ciertamente aceptan vascos "vicarios" con magnanimidad bíblica pero siempre que sean de uno en uno. Porque cuando la sociedad acepta generalizadamente e integra en la vida normal los símbolos del nacionalismo parece que éstos quedan automáticamente desmochados y pierden el valor de hasta entonces les daban. Da para otra entrega.

Esto es complicado, hay que tener tiempo dijo...

Yo me estoy haciendo una pregunta, haber si me la puedes contestar
Que es un vasco?
Estoy un poco perdido, porque según donde me encuentre o soy un etarra o un españolista, mi neurona esta perdida.