sábado, 11 de enero de 2014

El PNV acude en auxilio de los radicales… y de sí mismo


Dice el PNV que su convocatoria conjunta de una manifestación hoy en Bilbao es una reacción excepcional ante una situación excepcional. Ciertamente su concurso de última hora en este asunto es una actitud que no concuerda con el distanciamiento que los jeltzales venían manteniendo con el lío de los presos desde que ETA anunció su cese.

También es verdad que esa excepcionalidad ya no lo es tanto si miramos un poco más lejos: Lizarra 1998 no está olvidado y los casos en que el PNV ha sumado sus fuerzas a las del nacionalismo vasco radical han menudeado a la largo de décadas. En el fondo es innegable que por debajo de siglas y estrategias de cada momento, el nacionalismo vasco comparte, y compartirá, un imaginario sentimental común sobre el que se construye cada una de las posiciones diferentes que lo sustentan.

La manifestación prohibida y la reconvocatoria de hoy son, en efecto, un momento excepcional, porque existía el peligro cierto de que los jeltzales quedasen marginados dentro del universo común abertzale. El PNV ha querido evitarlo aun a riesgo de poder abandonar temporalmente una cierta centralidad política. No es raro. Llevan en esa táctica desde que Bildu entró en las instituciones y me inclino a pensar que, siempre desde su punto de vista, Ortuzar y los suyos han acertado ya que en este momento la mala situación de los partidos no nacionalistas hace que no haya nadie en Euskadi que le pueda disputar al PNV el segmento electoral del centro político, por lo que este movimiento táctico no le costará caro.

Solo ocurriría lo contrario si la demostración de hoy se convirtiese un punto de inflexión en relación con el cierre del terrorismo, como sin duda sueñan sus convocantes originales, pero tal cosa es muy improbable. Ya verán cómo la de hoy será una más de las ya muchas y muy multitudinarias concentraciones promovidas por el mundo de Batasuna/Bildu/Sortu/EH/… todas ellas con buenos resultados mediáticos pero nada más. Episodios como el de hoy o como el que protagonizaron el pasado día 4 en Durango unos presos cansados y derrotados, tendremos muchos de ahora en adelante, a lo largo del que seguramente será largo e incómodo tiempo en que los vascos tendremos que ir pasando nuestra propia resaca sociológica del terror.

Lo que no ofrece dudas es la excelente cintura política del PNV, que le ha permitido una jugada como ésta en la que no solo impide el monopolio de Bildu sobre los sentimientos abertzales sino que, además, se adorna a sí mismo con la pátina de “hermano mayor” que saca las ardientes castañas del fuego a otros “irresponsables” miembros de la familia cuando estaban a punto de quemarse.

Pero como nunca la dicha es completa, algunos peligros sí se vislumbran a lo lejos: Para el PNV que su insistencia en acudir a todo lo que suene a abertzale le haga derivar a largo plazo hacia donde no le conviene ir, tal y como le está pasando al PP nacional con su particular “Tea Party”. Para el PP vasco, que su ya débil posición propia desaparezca fagocitada por las torpezas del Gobierno de España y para el PSE PSOE, que una exacerbación diaria de la agenda nacionalista le deje sin discurso mediático y, por tanto, en tierra de nadie. Iremos viendo.

1 comentario:

Ángel dijo...

Carlos, no es tá mal la entrada, pero cuantas veces más le apribareis los presupuestos al PNV para que se vaya luegocon ETA a la calle a que le perdonen su acercamiento a los españoles?

La cosa es no espabilar nunca