Un poco más de sosiego constitucional y un poco menos de vocerío patriótico nos vendrían bien para encarar los acuerdos que tendrán que venir -seguro- después del 28 de abril.
En mi artículo de esta semana en Voz Pópuli señalo el deliberado error de querer confundir patriota con constitucionalista, que son cosas que se aparecen pero que no son lo mismo. Puedes leerlo aquí.
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