La margen izquierda fue la Vizcaya más dura, la que resultó siempre imprescindible pero incómoda al poder. Escenario de luchas sindicales de obreros que pelearon por sus derechos y -creían entonces- que por los de todos.
Bien está que se impulse una actividad con indudable presente y futuro pero tengamos claro que no todo van a ser brillo. Muchos de los derechos ganados entonces ya no forman parte del paisaje laboral. La certeza de que el esfuerzo tendrá recompensa ya no está tan clara, si es que existe, y la izquierda que entonces estaba segura de lo que ella misma era también se desdibuja en medio de una modernidad digital de pantallas, memes y likes.
La identidad vasca de la ría, que construyó el país y su prosperidad bajo banderas sobre todo rojas no debería quedar relegada solo a la gabarra a la que estos días andan sacando brillo.
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