viernes, 5 de abril de 2013

Frivolidad Real…y Republicana



La marea de descrédito que asola la vida pública ha alcanzado esta vez de lleno a la Monarquía, de forma que ya parece que no queda nada ni nadie en quien confiar. Los datos ciertos ya conocidos, junto a los presuntos, junto a los que nos imaginamos, mezclado todo ello en el puchero de esa venenosa receta actual de extender cualquier mala sospecha a todo y a todos nos está dejando sin ningún asidero firme: ni la banca, ni, por supuesto, los políticos, ni los empresarios, ni los sindicatos, ni la Unión Europea, ni la Iglesia, ni la prensa, ni tampoco la Justicia. Parece que todo se tambalea inseguro, amenazando con derrumbarse.

Tal vez tengan razón quienes prevén y hasta reclaman un inminente levantamiento revolucionario, aunque a mi ya me gustaría saber hacia dónde, si hacia delante o hacia atrás. Porque las revoluciones pueden hacerse de muchas maneras y con resultados también muy diversos. Ante esto yo siempre recuerdo aquel viejo proverbio: “pobres de quienes vivan tiempos históricos”.

Lo cierto es que la asombrosa ligereza en el comportamiento ético de algunos miembros de la Familia Real, junto con otros imperdonables errores de aquella Casa, está acabando con la reserva de respeto que el Rey fue acumulando durante la recuperación de la democracia que él mismo impulsó y protagonizó junto con otros políticos.

Tal debilidad ha abierto las puertas de la opinión pública a quienes abogaron siempre por la recuperación en España del régimen republicano con una Presidencia electa. Puede que esta sea una buena ocasión para plantear en serio tal cambio, por eso precisamente me sorprende la superficialidad con la que se habla de una modificación tan profunda y complicada. Casi sin explicaciones, como si fuera obvio y simple. Como si algo tan decisivo no requiriese detalles ni concreción alguna. Por ejemplo ¿Queremos una república como la francesa en donde el Presidente manda sobre quien dirige el Gobierno o, al contrario, optamos por Alemania, donde es la jefa del Gobierno quien mantiene en la oscuridad al Presidente?

Como estas son cosas muy serias conviene abandonar la frivolidad. Desde luego si el hijo del Rey quiere llegar a ser Felipe VI va a tener que hacer algo que le haga merecerlo. Y si los partidarios de una tercera República Española quieren avanzar en su legítima aspiración tendrán que empezar a decir qué es exactamente lo que quieren y cómo nos proponen conseguirlo, más allá de emocionales protestas en las redes y en los comentarios de la prensa digital.

(Nota.- El Presidente del Gobierno francés (Primer Ministro) se llama Jean-Marc Ayrault mientras que el Presidente de la República alemana es Joachim Gauck. No se preocupe, yo también lo he tenido que buscar)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, si la Jefatura del Estado resulta, en sí misma, superflua, sea hereditaria o electiva, lo razonable es eliminarla. Es decir, hacerla coincidir con la Presidencia del Gobierno. El escaso papel moderador que pudiera ser necesario puede, y debería, ser asumido por quien presida el Poder Legislativo, poder preeminente entre los tres poderes clásicos. Sin más, ni mangas.

Anónimo dijo...

EStoy de acuerdo con Anonimo ya que si hablamos de casi hay mas jefes que indios, seria razonable fundir Jefatura de Estado y gobierno, yo personalmente abogo por dejar de alimentar a los borbones y alimentar al pueblo que lo necesita mas!

oskar

Carlos Gorostiza dijo...

Veo que en cuanto se desciende el primer peldaño ya aparecen propuestas, como las vuestras, que son legítimas y aun razonables, pero que nada tienen que ver con los sistemas que habitualmente tienen las repúblicas, incluida la República Española, que, por supuesto, tenía como las demás, un Presidente de la República (Jefe del Estado) y un Presidente del Gobierno.

El caso de los Estados Unidos de América, que es una república presidencialista es una excepción y resulta el más cercano a lo que proponéis ya que el presidente ejerce también de Jefe de Gobierno.