viernes, 20 de diciembre de 2013

Implacables


Ese fue adjetivo, bien tajante, que en noviembre escogió el portavoz del Gobierno Vasco para mostrar su firme determinación de evitar que Cantabria pudiese saltarse las normas europeas de la libre competencia y concediera ayudas de Estado a empresas para que se ubicasen allí, en vez de aquí: “Seremos implacables”, dijo.

Europa denomina “ayudas de Estado” a las que puedan recibir las empresas de parte de cualquier Administración Pública y que les supongan ventajas sobre las empresas competidoras de otros lugares. Tales ayudas están prohibidísimas y por eso mismo adoptan toda clase de formas y subterfugios que traen de cabeza a los inspectores europeos.

Sin embargo todas son idénticas en una cosa: en la enorme popularidad y aceptación que tienen allí en donde se ofrecen. Es humano que nos guste recibir apoyo cuando estamos mal y, sin duda, la popularidad de quien nos lo da se incrementa mucho cuando lo hace, lo que electoralmente resulta muy tentador.

Desde aquellas clásicas vacaciones fiscales (cuánto arte en el nombre y cuántos problemas después) hasta el último susto que nos a traído de Europa -vaya por Dios- un socio del Athletic, pasando por el sector naval, un intento en Edesa, coches eléctricos y hasta por algún otro equipo deportivo local…la trayectoria vasca es casi la de un “parque de atracciones” de las ayudas de Estado, y siempre, como digo, con la aquiescencia y el aplauso popular más entregados.

Ya se sabe que los viejos cocineros devienen en avispados frailes así que los gobernantes de Cantabria pueden estar tranquilos porque nunca encontrarán mejor vigilante de la legalidad de su iniciativa que las Instituciones Vascas. Implacables ellas.

Menos mal que el nuevo San Mamés se ha salvado del expediente del socio Almunia porque, como todo el mundo sabe, no lo va a usar solo el Athletic sino que todos y todas vamos a poder disfrutar de sus instalaciones deportivas…¿verdad que sí?





Publicado en Danok Bizkaia el 20 de diciembre de 2013

NOTA añadida el 11 de enero de 2014: No ha habido que esperar ni un mes para que las instituciones vascas (tan implacables ellas) se presten generosas a ofrecer ayudas de Estado sin que nadie abra la boca salvo, en todo caso, para exigirlas cuanto antes. Me entra la duda de si el capitán Renault no sería vasco-francés.

3 comentarios:

Gaztea Ruiz dijo...

En ocasiones, quien mejor conoce la ley es el delincuente.
Algo así me dijo un amigo.

Unknown dijo...

Al margen de cualquier otra consideración sobre la idoneidad de las ayudas públicas para la construcción de San Mamés (yo no las defiendo), la aportación del Gobierno Vasco se condicionó a la habilitación de un centro de salud y deporte y otro centro de innovación deportiva y la del Ayuntamiento de Bilbao a la construcción de un polideportivo municipal. En total, 6.000 metros cuadrados de uso público. La Diputación sí tendría el rabo de paja en este asunto porque no solicitó este tipo de contrapartidas. Sin embargo, ésta de las subvenciones a instalaciones deportivas de uso prácticamente exclusivo para entidades privadas es un clásico en este país: Buesa Arena, Anoeta, Mendizorroza... Precisamente San Mamés es el único de estos espacios en el que se prevén amplios espacios de uso público.

Iñaki Gorostiza dijo...

Dicen que los hackers son los más codiciados por las grandes empresas de software para proteger sus productos de la piratería, así que desde luego pueden estar tranquilos los cántabros que no serán capaces de transgredir la norma con semejante hacker en plantilla...