Galileo Galilei |
“Eso que dices puede ser cierto pero solo contribuye a minar la moral y a debilitar la estrategia”
Bastantes veces he escuchado esa idea expresada de una u otra forma. Por mi experiencia, yo la he padecido en foros políticos pero supongo que pasará lo mismo en religión, en fútbol y en todos aquellos entornos en donde un grupo humano desea alcanzar colectivamente alguna meta.
Asombra la capacidad de muchas personas inteligentes para rechazar de forma rotunda, y a veces airada, las reflexiones ingratas. Y no lo hacen porque duden de que sean ciertas sino, precisamente, porque sospechan que, en efecto, lo son. Ya se sabe que el peor traidor es quien señala el punto débil que realmente tenemos.
Se trata de una mezcla de la natural ceguera voluntaria para no ver lo que se empecina en no encajar en nuestra realidad con un cierto voluntarismo prodigioso que no conocería límites ni barreras y cuyo ilusorio blindaje habría que mimar no acercando a él ninguna peligrosa vacilación.
No me gusta nada esa actitud, pero lo que me resulta especialmente irritante es que ocultar la verdad molesta se justifique casi siempre apelando a la necesidad de hacer “pedagogía” (de παιδιον, paidos – niño en griego)
Estoy siempre encantado de aprender cosas nuevas pero no acepto que se me trate como un ser inferior o inmaduro. No solo eso, sino que, además, creo que lo que más nos hace aprender y avanzar es justamente hacernos preguntas incómodas. Muy pequeña ha de ser la mente de aquel a quien no le quepa la menor duda.
Me ha salido una oportuna reflexión para hoy, que es el 450 aniversario del nacimiento de Galileo Galilei.
1 comentario:
Estamos dirigidos por niños que nos tratan como niños.
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